Tuesday, January 5, 2010

Tras unos martes a dos velas, éste, Tractatus Retourns (6)


Pues sí, volvemos con el Tractatus tras un paréntesis turronero. Confiaba en que nadie lo echara de menos y así pegar el cambiazo con "Dirección Única" de Walter Benjamin (su sentencia "los libros y las prostitutas pueden llevarse a la cama", promete material muy estimulante para estas lecturas ilustradas). Además, lo he de confesar: el Tractatus se me está poniendo cuesta arriba. En PC-City ya me han contestado que ampliaciones neuronales no tocan, así que iré tirando con las que hay, que son pocas y cobardes. Creo que voy a añadir unas entradas más y se acabó. O lo paso a modo mensual para permitirme una lectura más sistemática de la cosa, alojando el Tractatus el la selecta biblioteca de mi wc, y así poder consultarlo con asiduidad. Vale, pues haré esto: a la que llegue a diez, espaciaré las entradas a una por mes, y nos vamos a por el pintejas de Benjamin. Otra opción es dejar la serie en ocho, por aquello del "maaambó!", ya veremos.

Ante tanta incertidumbre, y tras estos martes fallidos, la cita viene rodada:



"Que el sol vaya a salir mañana es una hipótesis; y esto quiere decir: no sabemos si saldrá". 6.36311

La entrada debía terminar aquí, pero va y me encuentro lo siguiente, en las primeras páginas de "La condición humana" de André Malraux (novela que desde hoy me acompaña en las últimas horas de vigilia, además de algún que otro trayecto de metro):

(...) Pero era lejos donde vivían los hombres; allí, nada quedaba del mundo, como no fuese una noche, en la cual Chen se ponía de acuerdo con su instinto, como adquiriendo una amistad súbita: aquel mundo nocturno, inquieto, no se oponía a su crimen. Mundo en que los hombres habían desaparecido; mundo eterno. ¿VOLVERÍA EL DÍA, ACASO, SOBRE AQUELLAS TEJAS PODRIDAS, SOBRE TODAS AQUELLAS CALLEJUELAS, EN EL FONDO DE LAS CUALES UNA LINTERNA ILUMINABA UN MURO SIN VENTANAS O UN NIDO DE HILOS TELEGRÁFICOS? Existía un mundo del crimen, y él se hallaba en ese mundo, como en el calor. Ninguna vida; ninguna presencia; ningún ruido próximo. Ni siquiera los gritos de los modernos comerciantes; ni siquiera los ladridos de los perros abandonados...

Malroux, pues, introduce un matiz importante en la aséptica ley del Tractatus: es la misma noche la que duda que tras ella haya nada, ni siquiera el día. Noche como manto tibio y criminal, bajo el que se cobijan conciencias malheridas. Y es que Wittgenstein tiene esto: bajo sus formulaciones casi matemáticas se esconde la vida que quema...

El azar de este encuentro en que Malroux exclama "doctor Wittgenstein, supongo", cierra un círculo secreto: confieso ahora que es por culpa de Carlos Ll. que estos martes de Tractatus siguen una semana más. Por esto me alegran las notas de film noire que ha acabado adquiriendo la cosa, pues le quedan que ni pintadas a este Philip Marlowe potencial...




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